Enseñanza Social Católica

La Conferencia Católica de Georgia adopta políticas públicas sobre acciones legislativas específicas bajo la dirección de los obispos católicos de Georgia.

Las actividades de la conferencia están basadas en las enseñanzas católicas, particularmente en la doctrina social católica; y en la protección del carácter católico de los ministerios y las instituciones de la Iglesia.

El director ejecutivo y otros representantes están disponibles a lo largo del año para lograr la misión de la conferencia y están en contacto permanente con los legisladores estatales durante las sesiones anuales de la Asamblea General de Georgia.

La Conferencia Católica de Georgia apoya a la Oficina de Enlace Gubernamental de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, comunicándose con los oficiales federales sobre los asuntos que afectan a la Iglesia.

Basados en el mensaje del Evangelio de Jesucristo, la Conferencia Católica de Georgia vela por una amplia gama de asuntos.

  • Respeto y protección de toda vida humana
  • Servicios de salud
  • Libertad religiosa
  • Preocupación y respeto por los pobres e indefensos
  • Niños
  • Educación
  • Vida familiar
  • Justicia económica
  • Vida rural
  • Justicia ambiental

Temas de la enseñanza social católica

La enseñanza social de la Iglesia es un rico tesoro de sabiduría sobre la manera de construir una sociedad justa y vivir vidas de santidad en medio de los desafíos de la sociedad moderna. La enseñanza social católica moderna ha sido articulada por medio de una tradición de documentos papales, conciliares y episcopales. Leyendo directamente estos documentos se pueden entender mejor la profundidad y la riqueza de esta tradición. En estas breves reflexiones, nos gustaría de

La vida y la dignidad de la persona

La Iglesia Católica proclama que la vida humana es sagrada y que la dignidad de la persona es la base de una visión moral para la sociedad. Esta creencia es el fundamento de todos los principios de nuestra enseñanza social. En nuestra sociedad, la vida humana está bajo el ataque directo del aborto y la eutanasia. El valor de la vida humana es amenazado por la clonación, las investigaciones sobre las células madre embrionarias y por la aplicación de la pena de muerte. El poner intencionalmente la mira en la población civil durante la guerra o durante ataques terroristas, siempre está mal. La enseñanza católica nos llama siempre a hacer todo lo posible para evitar una guerra. Las naciones deben proteger el derecho a la vida encontrando maneras eficaces para evitar los conflictos y para resolverlos por medios pacíficos. Creemos que toda persona tiene un valor inestimable, que las personas son más importantes que las cosas y que la medida de toda institución depende de si amenaza o fomenta la vida y la dignidad de In persona.

El llamado a la familia, a la comunidad y a la participación

La persona no sólo es sagrada sino también social. La manera en la que organizamos nuestra sociedad, en lo económico y lo político, en las leyes y las políticas, afecta directamente la dignidad humana y la capacidad de los individuos para crecer en comunidad. El matrimonio y la familia son las instituciones centrales de la sociedad las cuales deben ser apoyadas y no minadas. Creemos que las personas tienen el derecho y el deber de participar en la sociedad buscando juntas el bien común y el bienestar de todos, especialmente de los pobres e indefensos.

Derechos y deberes

La tradición católica enseña que se puede proteger la dignidad humana y que se puede establecer una comunidad saludable sólo si se respetan los derechos humanos y se cumple con las responsabilidades. Por lo tanto, toda persona tiene un derecho fundamental a la vida y a todo lo necesario para vivir con decencia, pero con estos derechos, hay también deberes y responsabilidades mutuas; y con nuestras familias y la sociedad en general.

La opción por los pobres y los indefensos

Una prueba moral básica es preguntarnos cómo les está llendo a los miembros más indefensos. En una sociedad marcada por profundas divisiones entre ricos y pobres, nuestra tradición recuerda la historia del Juicio Final (Mt. 25:31-46) y nos enseña a poner las necesidades de los pobres e indefensos primero que las nuestras.

La dignidad del trabajo y los derechos de los trabajadores

La economía debe servir al pueblo y no al revés. El trabajo es más que una forma de ganarse la vida, es una forma de participar continuamente en la creación de Dios. Si se ha de proteger la dignidad del trabajo, entonces los derechos básicos de los trabajadores deben respetarse, el derecho a un trabajo productivo, a salarios adecuados y justos, a organizar sindicatos y a unirse a ellos, a la propiedad privada y a la iniciativa económica.

La solidaridad

Somos una familia humana sin importar nuestras diferencias nacionales, raciales, étnicas, económicas e ideológicas. Somos los custodios de nuestros hermanos y hermanas dondequiera que se encuentren. Amar a nuestro prójimo tiene dimensiones globales en un mundo cada vez más pequeño. En el centro de la virtud de la solidaridad está la búsqueda de la justicia y la paz. EI Papa Paulo VI nos enseñó: “si quieres paz, trabaja por la justicia”.1 El Evangelio nos llama a ser pacificadores. Nuestro amor por todos nuestros hermanos y hermanas exige que fomentemos la paz en un mundo rodeado de violencia y conflicto.

El cuidado por la creación de Dios

Nosotros mostramos nuestro respeto por el Creador compartiendo la responsabilidad de la creación. El cuidado por la tierra no es sólo un eslogan para el Día de la Tierra; es un requisito de nuestra fe. Estamos llamados a proteger a las personas y al planeta, viviendo nuestra fe en relación con toda la creación de Dios. Este desafío ambiental tiene dimensiones morales y éticas fundamentales que no pueden ser ignoradas.

Este resumen debe ser sólo un punto de partida para aquellos interesados en la enseñanza social católica. Sólo se puede alcanzar un entendimiento completo a través de la lectura de los documentos papales, conciliares y episcopales que forman esta rica tradición.